El diccionario de Coll

4ª edición, 29.000 ejemplares vendidos.
Ed. Planeta. Barcelona, 1975

Breve selección:

ABIERTAMIENTE. Que miente con toda franqueza y sin reserva.
ACAGÓSE. Final violento o trágico, después de una abundante o desordenada comida.
ACOÑAR. Fabricar moneda con el coño.
AHOGOFETEAR. Dar bofetadas al que se está ahogando.
ALMEJAS. Almas pequeñas.
ANORQUISTA. El que hace con su culo lo que quiere, sin tener que dar explicaciones a nadie.
ASPECTRO. Modo de presentarse, apariencia de los muertos.
AUTOTOCAR. Tocarse a uno mismo en el autobús.
BICISITUD. Inconstancia o alternativa de sucesos prósperos y adversos por los que pasa el ciclista a lo largo de las etapas.
BISTERIO. Misterio que se repite.
BROMEAR. Mear en broma.
CATAPUTA. Antigua máquina militar que servía para lanzar putas contra los castillos asediados.
CÉLIBRE. Soltero famoso.
CEREBRAR. Festejar las ideas del intelecto. En España son de uso infrecuente las cerebraciones, por lo que el interesado suele marcharse al extranjero, donde suele ser más cerebrado.
CLEPTÓMONO. El que roba simios de manera inconsciente e inevitable.
EXABRUTO. Expresión inconveniente e inesperada en los seres groseros e irracionales.
FALICIDAD. Placer del falo.
HABITONTO. Cada una de las personas que residen en este mundo, salvo raras excepciones.
ICOÑOCLASTA. Dícese de quien niega el culto a las imágenes con forma de útero.
JABONÉS. Individuo de raza amarilla maniático del aseo personal.
JIÑETE. Que sufre de pánico al montar a caballo.
LADRILLO. Voz del perro del albañil.
MEGALÓMAÑO. Que padece manía de grandeza por haber nacido en Aragón.
MEMOTECNIA. Arte de recordar todas las veces que uno ha hecho el memo.
PATEO. Que niega la existencia de Dios con los pies.
RANACIMIENTO. Epoca que comienza a mediados del s. XV, en que se despertó en Occidente vivo entusiasmo por el estudio de los batracios.
SUIZIDIO. Quitarse la vida en Suiza.